En este Santuario de Zaragoza hay dos grandes bombas en sendas columnas del templo, recordando que en la guerra civil los comunistas quisieron destruir este santuario mariano, el más importante de España, y las bombas no explotaron. Allí María sigue manifestando su presencia con continuos milagros y conversiones.
Uno de los más grandes milagros ocurrió el 29 de Marzo de 1640 a Juan Pellicer, natural de Calanda (Zaragoza). Le había sido amputada una pierna hacía dos años y cinco meses y todos los días pedía limosna a la puerta del templo del Pilar y se ungía el muñón con aceite de la lámpara que ardía en honor de la Virgen. Aquella noche se despertó con los dos piernas enteras y parecía que le había sido colocada su misma pierna, ya que tenía todavía las cicatrices producidas por el mordisco de un perro.
Este milagro, llamado de la resurrección de la carne o milagro de Calanda, fue consignado por escrito en acto público por el Notario de Mazaleón y se encuentra este documento actualmente en el despacho del Alcalde de Zaragoza. El Arzobispo de aquel tiempo D. Pedro Apaolaza después de haber nombrado una comisión para investigar el caso, el 27 de Abril declaró: “Pronunciamos y declaramos que a J. M. Pellicer le ha sido restituida milagrosamente su pierna que antes le habían cortado”.
Iguales testimonios dieron grandes personajes de la época, como el Jefe de la Diplomacia española Gaspar de Bracamonte, Conde de Peñaranda, en juramento del día 9 de Mayo de aquel mismo año.
Tomado del libro: Comunión de los Santos, del P. Ángel Peña

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