Páginas

Translate / Traduzca

¨Camino¨

miércoles, 6 de mayo de 2015

Dios es trinidad



Dios es amor en tres personas distintas, permaneciendo un solo Dios. En el concilio IV de Letrán se afirmó con claridad: Firmemente creemos y simplemente confesamos que existe un solo Dios verdadero, eterno, inmenso, inmutable, incomprensible, omnipotente e inefable: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Tres personas, pero una esencia, sustancia o naturaleza completamente simple. El Padre no proviene de ninguno, el Hijo únicamente del Padre, y el Espíritu Santo de los dos a la vez; sin comienzo ni fin. El Padre engendra, el Hijo nace y el Espíritu Santo procede.

Son consustanciales e iguales entre sí, conjuntamente omnipotentes y eternos. Dice el Catecismo de la Iglesia católica: El misterio de la Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina (Cat 234). Dios es único, pero no solitario. El Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo es el Padre o el Hijo. El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado y el Espíritu Santo es quien procede. La unidad divina es trina (Cat 254). Todo es uno en ellos. A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu
Santo está todo en el Padre y todo en el Hijo (Cat 255). Los tres hacen todo unidos. Los hombres buenos son templos de la Santísima Trinidad. Y la Iglesia es un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (1).

La vida cristiana comienza con el bautismo, que recibimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Los demás sacramentos se reciben también en nombre de la Trinidad. Y en la Eucaristía, que es el centro y culmen de nuestra vida cristiana, está el Padre con Jesús (Dios-hombre) y el Espíritu Santo. Esto se expresa de modo elocuente en el momento en que el sacerdote, levantando la hostia y el vino consagrados, dice: Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos Amén. Ese momento majestuoso es como un resumen de lo que es la misa: un ofrecimiento de Cristo al Padre por el Espíritu Santo.

Por otra parte, no debemos olvidar que todas nuestras oraciones deben ir al Padre por medio de Jesús. Así nos lo dice San Pablo: Por medio de Jesús tenemos libre acceso al Padre en el Espíritu Santo (Ef 2,18). Y a su vez, todos los bienes que descienden de Dios Padre, nos vienen a través del Hijo y nos alcanzan en el Espíritu Santo (2).

1
 San Cipriano, De orat. dom. 23; PL 4, 553; Lumen gentium del Vaticano II N° 4.
2
 San Atanasio, carta a Serapión 1,24.

Tomado del libro: Experiencias de Dios, del P. Ángel Peña

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nuestros libros en Wattpad