Llegamos por fin a la charla que nos dispone a estudiar los Documentos de la Iglesia.
Recuerdo que al final de la charla de “La música al servicio de la Liturgia” puse un cuento que comienza diciendo: “Un día se encontraron un liturgista "muy tradicionalista" con un músico católico "de guitarrita"...
La historia va contraponiendo, de modo bastante exagerado, las actitudes y disposiciones del cantor, que se remite a la Biblia, con las del liturgista, que solo se remite a “los documentos”.
El final del cuento es el siguiente:
Dice el guitarrista:
“Tu si quieres sigue estudiando tus documentos, yo mientras voy a hacer lo que dice la Biblia. Ah! y te sugiero que ajustes los documentos para que se apeguen mas fielmente a lo que enseña la Palabra de Dios! Cuando tus documentos se ajusten más a la Biblia, entonces me regalas una copia y te prometo que los estudiaré.
El liturgista se quedo rascándose la cabeza y revisando sus notas y documentos, mientras que el guitarrista entraba al templo alegremente cantando y bailando, alabando a Dios.
Les confieso que yo siempre me he identificado mas con el guitarrista que con el liturgista, y supongo que también la mayoría de ustedes. (Jejeje) Pero como me dijo mi querido hermano Cesar Augusto Solórzano Ramos, de Colima:
Fede: Yo creo, con todo respeto, que incluir esa anécdota del guitarrista y el liturgista puede tener consecuencias desfavorables, pues como sabes, en nuestros días a muchos jóvenes de los coros no les interesa mucho leer normas o sugerencias para la música, y si estos jóvenes realizan su ministerio de forma pobre e indigna pareciera que les estas diciendo que continúen así entonces donde estará la gloria y el respeto a su padre y Señor?
Pues bien, Cesar Augusto tiene mucha razón, porque realmente los Documentos de la Iglesia, vistos en su contexto histórico y cultural, se apegan fielísimamente al espíritu de alabanza y honra a Dios que vemos en la Palabra de Dios, de modo que ha llegado el momento para junto con todos ustedes, CUMPLIR NUESTRA PROMESA DE ESTUDIAR LOS DOCUMENTOS.
No se trata de cualquier documento, sino de verdaderos tesoros de enseñanza que nos instruyen en el espíritu y la actitud de reverencia y amor de nuestro servicio como cantores.
Recuerden que en el cuento, ustedes y yo (el guitarrista) le dijimos claramente al liturgista de la anécdota “TE PROMETO QUE LOS ESTUDIARÉ”… de modo que vamos hacerlo!!!
Ahora bien, para hacerlo de manera adecuada es importante tomar algunas pautas que presento a continuación.
I. Como estudiar los documentos?
I.1 Actitud de Oración y respeto
Cuando leemos los escritos de los santos, lo hacemos comenzando con una oración, luego nos disponemos y entramos a leer imaginándonos que es ese santo quien personalmente nos habla y nos instruye. Hagamos lo mismo cada vez que vayamos a leer alguno de estos documentos, porque han sido escritos por hombres santos: (San) Juan Pablo II (el Grande), San Pió X, los Santos Padres Conciliares de Vaticano II, etcétera.
No debemos asumir una actitud criticona o rebelde hacia lo que nos dicen los documentos, porque sería ser criticones o rebeldes contra lo que nos dicen estos hombres tan santos.
I.2 Comprensión del contexto histórico
Debemos leerlos teniendo muy en cuenta el contexto histórico en que fueron escritos. Por ejemplo, los escritos del Papa San Pió X fueron escritos antes del Concilio Vaticano II, por lo que no tienen todavía incorporados los elementos de la renovación litúrgica del Concilio.
Al leerlos comprendiendo el contexto histórico, podremos descubrir su riqueza y el tesoro que representan, porque los criterios fundamentales de honor a Dios, amor, y de “tocar la mejor música” siempre aparecen.
I.3 Visión de Conjunto
Debemos leerlos también con visión de conjunto, es decir, no se trata de documentos aislados, sino que uno se construye por así decir, encima del anterior, para ir formando un cuerpo de enseñanza.
I.4 Dedicarle tiempo a cada uno
A cada documento hay que tratar de leerlo pausadamente, con calma, pero en lo posible tratar de leerlo completo y “digerirlo”. Debemos evitar la tentación de ir solo a buscar “que permite” o “que prohíbe” el documento en cuestión, y sobre todo pedirle a Dios que nos transmita la VISION ESPIRITUAL que contiene cada documento, para que forme nuestro criterio y nos de profundidad de comprensión del hermoso ministerio que tenemos en la música litúrgica.
II. Los documentos
Al empezar a buscar diversas fuentes para tener ejemplares en archivo electrónico, me encontré con un magnifico compendio que realizó nuestro hermano Luís Fernández, de la 2° Comunidad Neocatecumenal en la Parroquia Santa Catalina Labouré, en Madrid. Luis Fernández, cantor de la comunidad, ha venido recopilando los documentos “desde su juventud”, y nos hace una magnifica presentación de ellos. Además de los documentos oficiales ha incluido algunos excelentes de charlas de su comunidad, extractos de escritos y otras cosas que enriquecen muchísimo el compendio. Me he permitido separarlos en archivos diferentes para quienes no tienen una conexión de Internet muy rápida, y el INDICE viene abajo para poderlos accesar.
El compendio completo hecho por Luis, de 199 páginas, también lo pueden encontrar y bajar en la siguiente dirección: http://www.archimadrid.es/laboure/docs/Orientaciones.pdf
Dicho esto, hermanos, los dejo con Luis Fernández:
III. Presentación de Luis Fernández
Quisiera comenzar esta breve presentación con temblor, al considerarme indigno del don que he recibido del Señor en el Camino Neocatecumenal: ser cantor de la comunidad donde he vivido desde mi juventud la renovación de mi Bautismo. Un carisma purificado tras una intensa y necesaria noche oscura, que me llevó a tener presente, siempre que me pongo delante del atril, las palabras del rey David: “¿cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”. Cuántas veces mi guitarra me ha preservado de tantos peligros; me ha sacado de una crisis; me ha hecho llorar; me ha devuelto la alegría; me ha llevado a una intimidad más profunda con nuestro Señor Jesucristo. Si mi libro de cantos hablara podría desnudar mi intimidad como si de una confesión se tratara.
Posiblemente con muy poca intuición, pero con gran avidez por descubrir los tesoros de la música sagrada en la tradición de la Iglesia, he ido recopilando a lo largo de estos años una serie de documentos pontificios, desde San Pío X a Juan Pablo II, juntamente con algunos comentarios de los Santos Padres o de autores reconocidos como el Padre Farnés o Dietrich Bonhoeffer, y algunas catequesis y comentarios de los iniciadores del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello y Carmen Hernández; todos ellos me han permitido iniciar este viaje de descubrimiento. Los he ido leyendo y releyendo una y otra vez; con gran alegría he sido alcanzado por las palabras contenidas ellos, repletas de sabiduría, llenas de intención y con una indescriptible unidad, como si de una misma fuente hubiesen salido las riquezas que encierran.
Como no citar la transmisión oral, impregnada del Espíritu Santo, que he ido recibiendo a través de mis catequistas en las distintas convivencias y pasos del camino. Cuantos regalos hemos recibido a través de la inspiración musical que el Señor ha suscitado tantas veces a Kiko Argüello poniendo música a un salmo, a una Palabra de la Escritura o a un poema de San Juan de la Cruz.
No es de extrañar que el Concilio Vaticano II, refiriéndose a la música sagrada proclamara su dignidad al dedicarle un capítulo entero en la constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia afirmando que: “La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne”. Y la música sagrada en general, y su sensibilidad en particular, ha sido y sigue siendo hoy un medio a través del cual Dios se sirve para impregnar en el hombre su Amor; de esta forma penetra zonas profundas que solo el alma reconoce, manifestando el hombre con su respuesta, con el canto, el reconocimiento debido a su creador.
Cuando decidí unificarlos en un pequeño mamotreto de orientaciones para mi propia formación, apareció sobre mis manos este trabajo que tal vez pudiera ayudar a otros hermanos a valorar con más estima el servicio que hacemos en la Iglesia y en la comunidad; a conocer con mayor profundidad aquello que la Iglesia universal ha manifestado a través de los siglos como fundamental al respecto de la música sagrada. Es un elemento más que tal vez contribuya a nuestra formación; iluminar, si cabe, nuestra misión, que no es otra que ser un instrumento al servicio de la comunidad. Ser cantor no es un privilegio, no es un título, no es un puesto de honor en las asambleas; ni siquiera lo son nuestras virtudes para el canto. Solo la experiencia de la Fe que viene de la escucha constante de la Palabra, la Eucaristía y la vida de la Comunidad puede hacer que nuestra voz, nuestra música, esté afinada con los deseos del Padre que ama a todos los hombres y que desea que le conozcan. Ya decía San Basilio: “¡Oh sabio invento del Maestro, que ideó un arte para a la vez cantar y aprender cosas útiles; pues de esta forma los preceptos quedan impresos con más fuerza en el alma! En verdad, difícilmente permanece lo que se ha aprendido de mala gana: lo que por el contrario se ha recibido con gusto y suavidad, dura con más firmeza en nuestro espíritu”.
Como no reconocerse en las palabras de San Ambrosio: “Se canta el salmo y hasta los corazones de piedra se ablandan. Vemos llorar a los pecadores más obstinados, doblegarse a los más recalcitrantes”; como una exultación, como un eco, una vivencia, un testimonio vivo de su experiencia existencial, que no está distante de la nuestra. Estas páginas pretenden solo abrir una ventana a este tesoro; y queda mucho más por descubrir.
Con este espíritu podéis acercaros a estas páginas, que no requieren una lectura continuada; podéis leerlo en el orden que os resulte más atractivo y volver a su lectura cuando consideréis que os puede aportar ayuda a vuestras inquietudes.
Quisiera concluir con las palabras de Juan Pablo II en su mensaje dirigido a los artistas: “No todos están llamados a ser artistas en el sentido específico de la palabra. Sin embargo, según la expresión del Génesis, a cada hombre se le confía la tarea de ser artífice de la propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra maestra”. Tal vez, con nuestro canto, podamos colaborar un poco a esta tarea.
Que nuestro servicio como cantores, como los últimos, ayude a los otros a recrear cada día la belleza que está encerrada en la liturgia de nuestra vida.
Luis Fernández
2ª Comunidad Neocatecumenal
Parroquia Santa Catalina Labouré – Madrid
Índice
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1. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA SOBRE LA MÚSICA SAGRADA
1. Mensaje del Concilio Ecuménico Vaticano II dirigido a los Artistas incluido en elmensaje final del concilio dirigido a la Humanidad, 8 de Diciembre de 1965
2. Motu Proprio "Tra le Sollecitudini" de San Pío X sobre la Música Sagrada, 22 de Noviembre de 1903
3. Carta Apostólica "Divini cultus sanctitatem" de Pío XI sobre la Música Sagrada, 20 de diciembre de 1928
4. Instrucción del Papa Pío XII sobre la Música Sagrada, 25 de Diciembre de 1955
5. Instrucción "Musicam Sacram" de la Sagrada Congregación de Ritos y del Consilium sobre la música en la sagrada liturgia. Pablo VI, 5 de marzo de 1967
6. Constitución Apostólica "Laudis Canticum" de Pablo VI, 1 de Noviembre de 1970
2. EL MAGISTERIO DE JUAN PABLO II SOBRE EL ARTE, LA MÚSICA SAGRADA Y LA ORACIÓN DE LOS SALMOS
1.- Carta de Juan Pablo II a los Artistas, 4 de abril de 1999
2.- Discurso de Juan Pablo II a los participantes en el Congreso internacional de música, 27 de enero de 2001
3.- Los Salmos en la Tradición de la Iglesia, 28 de marzo de 2001
4.- La Liturgia de las Horas, oración de la Iglesia, 4 de abril de 2001
5.- La Liturgia de las Vísperas, 8 de octubre de 2003
6.- La estructura de las Vísperas, 15 de octubre de 2003
7.- Quirógrafo de Juan Pablo II sobre la música sacra en el centenario del Motu Proprio«Tra le sollecitudini», 22 de noviembre de 2003
3. LA MÚSICA SAGRADA
1.- Sobre la dignidad de la música sagrada, de la Constitución Pastoral "SACROSANCTUM CONCILIUM" del Concilio Ecuménico Vaticano II
2.- La música sagrada en el Catecismo de la Iglesia Católica
3.- Nota histórica sobre la Música Sagrada
4.- Nota histórica sobre el Canto Gregoriano
5.- Apuntes sobre Formación Musica
4. EL CARISMA DEL CANTOR AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
1.- El servicio de cantor en el Camino Neocatecumenal.Catequesis de Kiko Argüello en la II convivencia de cantores en Madrid, marzo 1978
2.- El Carisma del Salmista-Cantor. Apuntes de una catequesis de Kiko Argüello en la convivencia de cantores en Roma, el 16 marzo de 1980
3.- La vocación del Cantor en la tradición hebrea
4.- El espíritu de David, rey de Israel, vive por siempre
5.- Sobre la forma de cantar en la comunidad y de como hacer este servicio
5. SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LOS SALMOS Y LA FORMA DE SALMODIAR
1.- Introducción al rezo de los salmos, de las "Moniciones y oraciones sálmicas" del Padre Farnés, Barcelona, 1978
2.- Carta de San Atanasio, arzobispo, a Marcelino sobre la interpretación de los salmos
3.- Algunos comentarios de los Padres de la Iglesia sobre la interpretación de los salmos y la forma de salmodiar
Si tienes dudas o comentarios de los temas escribe a la siguiente direccion:
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