Páginas

Translate / Traduzca

¨Camino¨

jueves, 27 de agosto de 2015

Galileo


(22)

Otro caso que siempre sale a relucir es el de Galileo (1564-1642). La mayor parte de la gente sólo conoce las cosas de oídas y hasta creen que fue condenado a la hoguera o poco menos. Pero Galileo nunca fue condenado a muerte ni a prisión ni fue torturado. Solamente fue obligado a no presentar como segura su teoría heliocéntrica (la tierra da vueltas alrededor del sol), sino como una hipótesis. Galileo estaba convencido de que la tierra daba vueltas alrededor del sol, algo que había aprendido del eclesiástico polaco Copérnico (1473-1543). Pero no supo dar pruebas convincentes y la única prueba que dio sobre las mareas oceánicas estaba totalmente equivocada. Decía que la mareas eran provocadas por la sacudida de las aguas a causa del movimiento de la tierra y sabemos que eso se debe a la atracción de la luna.

El cardenal Roberto Belarmino le informó en 1616 que podía defender su opinión, pero sólo como una hipótesis (23). Pero, a pesar de las recomendaciones del cardenal Belarmino, en 1632, escribió su Diálogo sobre los grandes sistemas del mundo en el que hizo caso omiso del compromiso de presentar su opinión copernicana como hipótesis y, entonces, intervino la Inquisición y lo juzgó.

El 22 de junio de 1633 tuvo que escuchar la sentencia y debió abjurar de su teoría, que algunos jueces suponían que iba contra la Biblia. Se prohibieron sus libros y fueron incluidos en el Índice. Pero Galileo no perdió la amistad de obispos ni científicos, aunque el juicio fue una humillación y un sufrimiento que la Iglesia ha lamentado durante siglos. Fue una decisión del Tribunal de la inquisición y, por tanto, no fue un dogma de fe. En 1741, cuando se demostró la verdad de su teoría, se dio permiso para publicar sus obras con autorización de la Inquisición. Pero observemos que Galileo murió en su casa a los 78 años como buen católico. Su error fue presentar su teoría como verdad absoluta sin dar pruebas; y el error de los jueces del tribunal de la Inquisición fue rechazarla, basándose, entre otros, en argumentos bíblicos, que no eran científicos. Pero en este caso nunca hubo intervención del Papa para definir una verdad como infalible. Además, aunque el Papa hubiera querido definir esa cuestión, no tenía ninguna autoridad sobre temas científicos. Sólo puede definir sobre verdades de fe y costumbres. El Papa Juan Pablo II en 1981 nombró una Comisión integrada por los mejores especialistas, no sólo católicos, para tratar a fondo el tema de Galileo. Con este motivo se abrieron a los estudiosos los archivos secretos del Vaticano. Esta Comisión terminó sus estudios en 1992 y el 31 de octubre de ese año, e1 cardenal Poupard, presidente de la Comisión, hizo un resumen de los trabajos realizados, diciendo: En esa coyuntura histórico-cultural muy alejada de la nuestra, los jueces de Galileo, incapaces de disociar la fe de una cosmología milenaria, creyeron equivocadamente que la adopción de la revolución copernicana, que por lo demás todavía no había sido probada definitivamente, podía quebrar la tradición católica y que era su deber prohibir su enseñanza. Este error subjetivo de juicio, tan claro para nosotros hoy día, les condujo a una medida disciplinaria a causa de la cual Galileo debió sufrir mucho. Es preciso reconocer lealmente estos errores.

Por su parte, el Papa en su intervención afirmó: El caso Galileo era el símbolo del pretendido rechazo del progreso científico por parte de la Iglesia o bien del oscurantismo dogmático opuesto a la búsqueda de la verdad. Una trágica incomprensión recíproca ha sido interpretada como el reflejo de la oposición constitutiva entre ciencia y fe. Las aclaraciones aportadas por los pacientes estudios históricos nos permiten afirmar que ese doloroso malentendido pertenece ya al pasado (24).

22
Artigas Mariano y Melchor Sánchez de Toca, Galileo y el Vaticano, Ed. BAC, Madrid, 2008.
23
A Favaro, Opere di Galileo Galilei, XIX, Ed. Barbera, Florencia, 1968, p. 339.
24
L'Osservatore Romano del 1 de noviembre de 1992.

Tomado del libro: El coraje de ser católico, del Padre Ángel Peña

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nuestros libros en Wattpad