Páginas

Translate / Traduzca

¨Camino¨

martes, 1 de septiembre de 2015

Las cruzadas



Éste es otro tema que siempre sacan a relucir contra la Iglesia, como si hubiera fomentado la violencia contra los pacíficos musulmanes. Pero nada más lejos de la realidad. Como dice el historiador medieval Franco Cardini en un artículo aparecido en el periódico italiano Avvenire, titulado Cruzadas, no guerras de religión, las Cruzadas no fueron guerras para suprimir a los infieles o convertirlos a la fuerza, aunque los excesos y violencias que existieron no se justifiquen. Hay que recordar que los musulmanes destruyeron toda huella cristiana de Jerusalén entre el año 1009 y 1020. Los cristianos fueron perseguidos y sus casas saqueadas. Poco a poco, fueron cayendo las principales sedes cristianas de Oriente. Las Cruzadas comenzaron con el deseo de conquistar los santos lugares de Palestina. Este deseo fue concretado en el concilio de Clermont en 1095 con el apoyo del Papa Urbano II, que fue el promotor de la primera Cruzada, la cual tuvo como resultado la conquista de Jerusalén el 15 de julio de 1099 por Godofredo de Bouillon. Durante 100 años, los cristianos estuvieron en Jerusalén hasta que fueron expulsados. Intentaron reconquistarla, pero sin éxito. Según el historiador norteamericano Thomas Madden, hay muchos mitos sobre las Cruzadas. Así lo explica en su libro A concise history of the crusades. Uno de los mitos es creer que fueron guerras de agresión contra un mundo musulmán pacifico. Esta es una afirmación equivocada, pues los musulmanes, desde los tiempos de Mahoma, intentaron conquistar el mundo cristiano. En el siglo XI ya habían conquistado dos terceras partes del mundo cristiano (Palestina, Egipto, Asia Menor, Norte de África, España…).

Vittorio Messori dice: En 1453, tras siete años de asedio capitula y es islamizada la misma Constantinopla, la segunda Roma. El rodillo islámico alcanza los Balcanes y, como por milagro, es detenido y obligado o retroceder ante los muros de Viena. Todavía hoy, ¿qué país musulmán reconoce a los otros, que no sean los suyos, los derechos civiles o la libertad de culto? ¿Quién se indigna ante el genocidio de los armenios ayer o de los sudaneses de hoy? Un simple repaso a la historia, incluso en sus líneas generales, confirma una verdad evidente: una cristiandad en continua postura defensiva respecto a una agresión musulmana, desde los inicios hasta hoy… ¿Deberán ser quizás los católicos quienes se hagan perdonar por aquel acto de autodefensa, por aquel intento de tener al menos abierta la vía de la peregrinación a los lugares de Jesús, que fue el ciclo de las Cruzadas? (25).

Otro famoso historiador de la academia francesa, René Grousset, afirma: La caída de Constantinopla de 1453 estuvo a punto de haber tenido lugar en 1090 y por causa de las Cruzadas fue retrasada tres siglos y medio (26). Pero recordemos algunos otros hechos entre cristianos y musulmanes. Los turcos musulmanes durante siglos, hasta la mitad del siglo XIX, raptaban un niño de cada familia cristiana y lo transformaban en un musulmán fanático y lo hacían un soldado de élite, los sanguinarios jenízaros, una de las tropas más perversas que han existido y que daba a los sultanes la satisfacción de masacrar a los cristianos, sirviéndose de sus propios hijos. Los turcos entre 1915 y 1917 masacraron a millón y medio de armenios cristianos.

En el Islam existe la esclavitud, aunque según Mahoma se puede suavizar sin suprimirla. En el Islam el adulterio es castigado con la pena de muerte, pero sólo para la mujer, no para el hombre. La homosexualidad es condenada, pero casi siempre a un nivel sólo teórico. En realidad, es practicada sin sentido de culpa, de modo que los países árabes son la meca para los gays del mundo. Prohíben beber vino, pero aceptan beber toda la cerveza que quieran, aunque tenga más grados que el vino…, y lo mismo tener todas las concubinas que la situación económica les permita mantener.

El fanatismo de los talibanes del siglo XX llevó a dinamitar las más grandes y más antiguas estatuas del mundo, que estaban talladas en piedra en una montaña y representaban a Buda. Siguiendo la misma lógica, los árabes de Egipto quemaron en el siglo VII la biblioteca de Alejandría con sus 400.000 volúmenes, diciendo: Si estos libros son contrarios al Corán, son dañinos y, si son favorables, son inútiles.

Cuando los turistas visitan las grandes mezquitas o la Alhambra de Granada, el palacio construido para los placeres de los emires musulmanes, no saben que han sido erigidas con los impuestos y sacrificios de los cristianos. En los territorios musulmanes, las humillaciones que sufrían los cristianos incluían la exclusión de todo tipo de cargo social, reservados solamente a los musulmanes. Si un cristiano (y esto ocurre incluso en la actualidad) se enamoraba de una mujer musulmana, debía convertirse para poder casarse con ella. Pero el musulmán que se enamoraba de una cristiana, la transformaba automáticamente en compañera de fe. El convertido que abjure de su fe musulmana o quien intente convertir a la fe cristiana a un musulmán tiene penas muy graves, incluso la muerte en algunos países musulmanes como Sudán, Egipto o Arabia Saudita. En Arabia Saudita no se permite ni una capilla a los cristianos.

En este mismo país hay una policía moral para controlar la vida privada de la gente y aplica sanciones desde flagelaciones, mutilaciones y lapidaciones hasta la pena de muerte por cuestiones de fe. Entre 1975 y 1995, el 40% de los cristianos del Líbano tuvieron que huir de su país, porque les hacían la vida imposible. Los países cristianos les conceden permiso para edificar sus mezquitas, pero ellos no permiten iglesias cristianas en sus propios países.

En algunos países imponen la Sharia o ley musulmana, para todos sin excepción. A Salman Rushdie le “impusieron” la pena de muerte. La causa fue la publicación de un libro en el que decía frases no correctas del profeta Mahoma. Algo parecido le ha sucedido a Jean Claude Barrau por su obra De L'islam en general et du monde moderne en particulier (Del Islam en general y del mundo moderno en particular). Los musulmanes franceses en particular quieren matarlo. Y lo mismo podemos decir cuando se han publicado viñetas irreverentes contra el profeta Mahoma o frases no de su agrado como las del Papa Benedicto XVI…

Hace unos años, el cardenal Pappalardo regaló a los musulmanes tunecinos residentes en Palermo, una iglesia del 1700 en desuso como acto de fraternidad. Los periódicos católicos elogiaron el gesto como un acto de buena voluntad. Dos días después, los periódicos tunecinos escribían en primera página: Victoria del Islam sobre el cristianismo, el cardenal de Palermo ha sido obligado a transformar una iglesia en mezquita. Es decir, un gesto de buena voluntad, lo interpretaron como una victoria de su religión.

Otro caso. Sobre la mezquita del barrio milanés de Lambrate se instaló la medialuna musulmana. Gongola, el director del centro islámico, dijo: Es un hecho histórico después de mil cuatrocientos años del Islam que, por primera vez, la señal de Alá, el verdadero Dios, y de Mahoma, el verdadero profeta, se levanta en el cielo de la Italia septentrional.

Camille Eid, un periodista libanés, cristiano maronita, se quedó estupefacto, cuando un grupo islámico fue invitado en una misa de Pentecostés a hacer una oración. Ellos recitaron unos versos del Corán contra los cristianos.

Por todo esto, podemos preguntar: ¿Son realmente tolerantes los musulmanes, hablando en general? ¿Puede Dios aceptar que se mate en su nombre como hacen los terroristas islámicos? ¿Pueden seguir siendo masacrados los cristianos del Sudán impunemente? ¿Se puede aceptar que en ciertos países los musulmanes acepten normalmente todavía la esclavitud? ¿Y todavía algunos hablan de las Cruzadas como guerras de agresión contra los pacíficos musulmanes?

25
Puede leerse en internet www.conoze.com
26
Grousset René, La epopeya de las cruzadas, Ed. Palabra, Madrid, 2002, p. 17.

Tomado del libro: El coraje de ser católico, del Padre Ángel Peña

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nuestros libros en Wattpad